Wednesday, February 9, 2011

Vivir la vida sin reloj.

Él manda. El tiempo pone a cada uno en su lugar, el tiempo nos condiciona, nos obliga a vivir aquí y ahora, productos del factor, 365 días al año con la cabeza sobre los hombros y los pies en el suelo.
Pero, también, con el tiempo nos aburrimos, queremos volar, vivir y perder la cabeza. Nos cansamos de que nuestros días nazcan, crezcan y se reproduzcan igual, día tras día. Nos cansamos de la rutina, de levantarnos con una sonrisa, simplemente porque eso es lo que el resto del mundo espera de nosotros.
Entonces, un día, porque sí, decidimos levantar la mirada, para ver algo más que las sucias aceras de la enturbiada ciudad... sí, no sé, para tener una vista más interesante, nueva, sorprendente. Un universo nuevo que se expande en palabras que nos cuentan que no todo es tan negro como pensábamos.
Buscas en tu interior, sueñas con paisajes que jamás has visto, recuerdas sensaciones familiares que tal vez se hayan perdido con el tiempo y la rutina... recuerdas una brisa, cálida, pero no demasiado, que refresca, pero no hiela... y vuelves a vivir, vuelves a sentir.

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