¿Lo quieres? LUCHA POR ELLO.

Están esos que... siempre usan la misma ropa. Los que tienen amuletos. Los de las promesas. Los que piden ayuda divina mirando al cielo. Luego tenemos a los de las supersticiones y también están esos que siguen corriendo a pesar de que les tiemblen las piernas. Los que siguen jugando cuando ya no tienen aire. Los que aunque esté todo perdido, siguen luchando, porque tienen la extraña y admirable teoría de que la vida misma es como un desafío que nunca acaba. Sufren, claro, pero no se paran, porque saben que el dolor pasa, el cansancio se acaba y el sudor se seca. Pero, ellos, se diferencian en algo muy grande en cuanto a los demás, la satisfacción de después de todo ese trabajo, haberlo conseguido. En sus cuerpos, hay la misma cantidad de músculos, por sus venas corre sangre similar a la de los demás, pero ellos tienen la satisfacción de no quedarse por el camino, de alcanzar la cima. Una cima, a la cual, no se llega superando a los demás, sino "superándose a uno mismo".