Wednesday, April 6, 2011

(tic)VI-(tac)VE

Dando vueltas en la cama, han pasado los minutos. Las dos de la madrugada. La habitación, oscura. No puedes dormir. No se oye nada en la casa, solo el "tic tac" del pasar de las horas. El insistente reloj que dejaste sobre la mesita, que suena, no se cansa. Cada segundo "tic". Cada segundo "tac".
Es entonces, cuando te das cuenta de que todo pasa por algún motivo y que cada segundo es decisivo en tu vida. Cada mirada, cada caricia, cada suspiro, cada sonrisa, todas esas cosas a las que normalmente no damos importancia, importan.
Rebuscas entre tus recuerdos, todas esas cosas que ya has vivido. Cada tontería insignificante, cada pelea, cada golpe, cada bache, te ha enseñado algo. Te ha enseñado que aunque no te guste, debes madrugar y que a veces, también tienes que sonreir aunque sea porque eso es lo que espera el mundo de ti. También te ha enseñado a levantarte, aunque no tengas ganas de seguir, porque no tienes otro remedio y después de la tormenta siempre llega la calma, ¿no?
Vuelves a tu habitación. Sigue en penumbra, aún no se cuela la luz por las rendijas de la persiana. Las tres. Son las tres y te das cuenta de que aunque apenas ha pasado una hora, el "tic tac" que antes podía irritarte, ahora suena diferente. Suena a que aproveches cada segundo como si fuera el último y a que no te rindas hasta que llegue el momento. Momento que no decides ni tú, ni decido yo. Momento que decide el azar, por azar.

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