Saturday, December 1, 2012

Hola, ¿qué hay? Sólo quería darte la bienvenida.

Te he hecho un sitio grande, así que espero que vengas para quedarte. Lo primero de todo, perdóname si huele un poco a cerrado o si lo encuentras un poco desordenado, pero es que hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí (pensándolo lento, no se si alguien vino alguna vez con la intención de ocupar este lugar)

Puedes abrir las ventanas, pintarlo todo de colores. Tíñeme ese rojo, que se convierta en azul, porque hoy nos vamos a poner morados. Estás en tu casa.

Ven, sígueme, puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que me pasé buscándote y los que pienso seguir encontrándote. A lo mejor entre los primeros te encuentras un par de errores, pero quiero que sepas que nunca había tenido tantas ganas de no equivocarme otra vez. 

No sé, a mi me parece acogedor. Lo es todo lo que mi honestidad me permite, al menos. Ni tan pequeño como para sentirse incómodo, ni tan grande como para que entren mentiras. 

¿Mis recuerdos? Ah, esos los he metido en cajas de zapatos gastadas. Los he dejado esparcidos en un rincón. No, no pises aún. Está mojado con lágrimas recientes y podrías resbalar, yo te aviso. 

Me he tomado la libertad de enchufar el interruptor general de electricidad a todas y cada una de tus sonrisas, así que me gustaría pedirte que las administraras bien. 

¡Ah! No sé si te lo había dicho, pero la estufa la pones tú.
Hablando del tema... he procurado que el agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, por favor, no te alteres. Sal y vuelve a entrar a los cinco minutos. Siento si te molesta, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que ya no nos fabrican ni los repuestos.

Tampoco acaba de funcionarme del todo bien la lavadora. Hay cosas del pasado a las que aún les quedan un par de lavados y habrá cosas que en el futuro, como es evidente, acabarán por gastarse de tanto lavarlas. ¿La solución? Ensuciarse lo justo y en pequeñas cantidades.
Eso sí, no te preocupes con lo que pasa con mis sábanas, que esas lo aguantan todo.

Para acabar, te he dejado un baño y una cama para que te sientas como un príncipe, un sofá y algo de pollo hecho en la nevera para que te lo administres como quieras. 

Todo esto, solo tiene validez si sigues reservando el derecho de admisión. Recuerda siempre que no vienes aquí a rendirle cuentas a nadie, sino a rendirte tú. Que no vienes a competir con nadie, sino a compartirte a mi.

 ¿Y lo de dar explicaciones? Déjaselo al señor Stevenson.

Bueno, creo que esto es todo. En cuanto a lo demás... te encontrarás que sobra algún tabique emocional por aquí, alguna neurona sin amueblar por allá... y sobretodo, al principio, echarás de menos alguna reforma en la fachada y la estructura.

Dime que tienes toda una vida e iré pidiendo presupuestos.

Dime que tenemos intentaremos toda una vida y empezaré a contar mis "nunca más".

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