Vamos, tampoco es tan difícil de entender, Lucía. No tienes motivos por los que acostarte con un "ojalá todos los días sean así" o levantarte con un "¡Hoy va a ser un día perfecto!". Porque lo sabes, Lucía, llevas sin tener uno de esos días meses, y ya está, no pasa nada.
Reconoceré que hay cosas que me hacen sonreír, momentos que nunca olvidaré, sensaciones que por un momento, parece que van a hacerme perder el control, pero también tendré que reconocer que las sonrisas antes eran mas sinceras, que los besos ayudan a perder el control y que no sé, no había nada en ese momento que quisiera olvidar.
¿Sabes? A veces, me pasa, que voy caminando por la calle - obviamente yo sola - y me pongo a sonreír como una estúpida, hasta que me doy cuenta de que llevo una sonrisa de oreja a oreja y que la gente pensará que estoy loca... Pienso en el primer día y en ese: "¿no te despides de mí?" en cuando aún contábamos las horas que quedaban para vernos, en cuando te iba a atar para que no te escapases, en cuando tenía claro que no ibas a hacerlo, en todas esas veces que nos dijimos "mucho, más, demasiado", en todas las miradas que decían tanto y tan poco a la vez, en tus brazos y en tus abrazos, en lo que me encantaba que después de despedirnos y caminar cada uno en una dirección te giraras a ver como me iba... en los corazones con las manos, en los te quieros y en todos aquellos besos que supongo, y afirmo que son parte del pasado.
Pero, en realidad, lo único que quiero es olvidar todo eso, no sé, si, sonreír con ello, quizás, pero a la vez, poder querer a otra persona que no sé... que quizás...
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