Monday, November 29, 2010

¡Qué fácil me llegas!, ¡qué triste el adiós!

Frágil. No sabía que hacer. Débil. Abrí la tapa de mi misma. Un golpe seco. Rápido. Ya estaba fuera. Un sabor dulce, el que más quemaba, pero el único que me ayudaba sin ayudar. Ya estaba, lo había hecho. No había vuelto atrás. Él era el culpable, o yo. No lo sé. De todas formas, gracias, siempre me has ayudado mucho, siempre quise sentirme como una puta mierda.

No comments:

Post a Comment