Thursday, February 23, 2012

No es un dios, es el Dios.

Pastillas para no soñar.
Y ponte gomina que no te despeine el vientecillo de la libertad, forma un hogar en el que nunca reine mas rey que la seguridad, evita el humo de los clubs, reduce la velocidad, si lo que quieres es vivir cien años vacúnate contra el azar. Deja pasar la tentación, dile a esa chica que no llame más y si protesta el corazón en la farmacia puedes preguntar "¿Tienen pastillas para no soñar?"
Si quieres Matusalén, vigila tu colesterol, si tu película es vivir cien años no lo hagas nunca sin condón. Es peligroso que tu piel desnuda roce otra piel sin esterilizar, que no se infiltre el virus de la duda en tu cama matrimonial y si en tus noches falta sal, para eso está el televisor. Si lo que quieres es vivir cien años, no vivas como lo hago yo.

Y sin embargo...
No debería contarlo y sin embargo cuando pido la llave de un hotel y a media noche encargo un buen champán francés, mi cena con velitas para dos siempre es con otra amor, nunca contigo, bien sabes lo que digo... porque una casa sin ti es una oficina, un teléfono ardiendo en la cabina, una palmera en el museo de cera, un éxodo de oscuras golondrinas... y me envenenan los besos que voy dando y sin embargo, cuando duermo sin ti contigo sueño y con todas si duermes a mi lado y si te vas, me voy por los tejados como un gato sin dueño, perdido en el pañuelo de amargura que empaña sin manchar la hermosura.
Y cuando duermes hay fiesta en la cocina y bailes sin orquesta y ramos de rosas con espinas, pero dos no es igual que uno más uno y el lunes al café del desayuno vuelve la guerra fría...

Nos sobran los motivos.
Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás, este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré. Ahórrate el acuso de recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca, este loco, se va con otra loca. Estos ojos... no lloran más por ti.
(...) Para decir con dios, a los dos nos sobran motivos.

Siete crisantemos.
En busca de las siete llaves del misterio, siete versos tristes para una canción. Siete crisantemos en el cementerio, siete negros signos de interrogación...
En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas y muchas golondrinas huyen de la ciudad, el asesino sabe más de amor que el poeta y el cielo cada vez está más lejos del mar...
Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción. Ayer quiso matarme la mujer de mi vida, apretaba el gatillo cuando se despertó con siete espinas de la flor del adulterio, siete carreteras delante de mi, siete crisantemos en el cementerio, siete veces "no", siete veces "sí".
Me enamoro de todo, me conformo con nada. Un aroma, un abrazo, un pedazo de pan y lo que buenamente me den por la balada de la vida privada de "Fulano de Tal".


Princesa.
Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre muñeca, con tu sucia camisa y en lugar de sonrisa una especie de mueca ¿Cómo no imaginarte, cómo no recordarte hace apenas dos años? Cuando eras la princesa de la boca de fresa, cuando tenías aún esa forma de hacerme daño. Por eso, ahora es demasiado tarde, princesa. Búscate otro perro que te ladre, princesa.
Maldito sea el gurú que levantó entre tú y yo ese silencio oscuro del que ya solo sales para decirme "vale, déjame veinte duros" Ya no te tengo miedo nena, pero no puedo seguirte en tu viaje. Cuántas veces hubiera dado la vida entera porque tú me pidieras llevarte de mi parte...

El caso de la rubia platino.
"Ninguna zorra vale ese dinero", pensé mientras dejaba mi sombrero nuevo en el guardarropas. Cantaba regular, pero movía el culo con un swing que derretía el hielo de las copas. Cuando salió por fin del reservado sentí que las campanas del pasado repicaban a duelo, la última vez que oí esa melodía me recetaron tres años y un día pasiva en la modelo.
Para jugar al blackjack y ser un duro, andar escaso de efectivo es igual que pretender mirar con un farol al futuro. No por casualidad me temen en los casinos. Me daban diez de los grandes por el caso de la rubia platino.
Los besos que te dan las chicas malas, salen más caros cuando los regalan y huelen a fracasos. Pero el crupier me echaba cartas buenas y la rubia platino era morena y el caso era un mal caso.
En un vistró del puerto de Marsella nos fuimos devorando entre botella y botella de Oporto. Los que pusieron precio a mi cabeza -le dije, exagerando su belleza- se había quedado corto.
Puede que me estuviera enamorando porque antes del café cambié de bando, de hotel y se sombrero. Mi viejo puso un cuarto con dos camas fingiendo que la dama era una dama y su hijo un caballero. Ni siquiera, señores del jurado, padezco como alega mi abogado locura transitoria, disparé un corazón que yo quería con premeditación, alevosía y más pena que gloria.

Llueve sobre mojado.
Ayer Julieta denunciaba a Romeo por malos tratos en el juzgado. Cuando se acuestan la razón y el deseo, llueve sobre mojado. Cosas de enamorados... Llueve sobre mojado. La última guerra fue con mando a distancia, el dormitorio era un vagón de soldados. Por mas que llueva y valga la redundancia, llueve sobre mojado. Uno y uno son demasiados. Llueve sobre mojado y al final sale un Sol incapaz de curar las heridas de la ciudad y se acostumbra el corazón a olvidar.
Dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado. Todos los sábados son martes y 13. Todo el año llueve sobre mojado. Blablabla. Cada cual por su lado. Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.


Tiramisú de limón.
Acórtate la falda nueva, despiértate al amanecer, túmbate al Sol cuando llueva, no desordenes mi taller.
Tiramisú de limón, helado de agua ardiente, muñequita de salón, tanguita de serpiente.
De madrugada y por la puerta te servicio me pasabas el hachís, al borde del precipicio jugábamos a Thelma y Louise, pero esta noche estrena libertad un preso desde que no eres mi juez. Tu vudú ya pincha en hueso, tu saque no se enredo en mi red.
(...)
¿Dónde crees que vas, quién te parece que soy? Puede que quzás mañana sea hoy.
¿Dónde crees que vas, nena? ¿Quién te parece que soy? No mires atrás que yo me voy.
Que sepas que el final no empieza hoy.

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