Feliznocumpleaños.

La vida es así, nacemos para morir, mentimos para sobrevivir, caminamos para volver al punto de partida y nos acostamos con la esperanza de tener un sueño maravilloso que poder olvidar por la mañana, arriesgándonos a tener una pesadilla demasiado parecida a la vida real. La vida es así, se basa en eso, en aprender de los errores, en levantarte cuando te caes, nunca decir nunca y bajo ningún concepto mirar atrás.
Una de las cosas más bonitas que tenemos y que, por suerte o por desgracia, siempre tendremos, son los recuerdos. Y la verdad, no tengo muchos en los que tú no estés y vale, ya se que no todos han sido bonitos (por que también están las discusiones y los roces casi diarios) y que te he fallado muchas veces, pero soy incapaz de nombrar una sola en la que tú me fallaras a mi.
Estuviste ahí en la primer caída, y me recogiste en la última. Me enseñaste a perder y me ayudaste a ganar. Eres genial, no sé, no hay palabras para describirte. Sabes y soportas cada una de mis manías, es más, estoy segura de que eres la única persona capaz de controlar mis impulsos. Nos conocemos bien. Vale, sí, eso es obvio. Sé que lo que más te gusta en el mundo es la música y que podrías pasarte la vida viajando o devorando libros.
Aunque también le gusta reírse de su ratoncito...
¿Lo que más me gusta de él? Me gusta él. Sin más. Aunque si tuviera que elegir una sola cosa, supongo que sería que podemos pelearnos durante horas y a la mañana siguiente olvidarlo, por que sé que si le pasa algo me muero, que el uno sin el otro, no seríamos lo mismo.
Supongo que otra de las cosas que adoro, es cuando se hace el duro para demostrar su fuerza. Es de esos que piensan que los rascacielos con duros y el cristal es frágil, pero lo que él no sabe es que los rascacielos al mínimo soplo de aire se caen, que a veces lo frágil no es tan frágil como parece. Pero llora, sí, llora y no, no tiene nada que envidiar a nadie. Es más, todo lo contrario.
Aunque, supongo que también odio cosas de él... como esas veces que me abraza con tanta fuerza que parece que va a asfixiarme por un momento, pero es un calor tan familiar que a veces no quiero que me suelte nunca. Odio cuando me grita, pero me encanta la forma en que me pide perdón. Que me haga burla o que se ría de lo que yo llamo "problemas" y él llama "tonterías", pero sé que en el fondo lo hace para verme sonreír (y lo peor es que lo consigue). Que sea tan nervioso, que no pueda pararse quieto, aunque en el fondo sé que no podría vivir sin su vaivén, sin verle siempre de un lado para otro, es como cuando pierdes algo que nunca has usado, que basta que no lo tengas para que lo eches en falta. Aunque creo, que en realidad lo que mas odio es lo mucho que nos parecemos, que siempre sepa lo que pienso con tan solo mirarle.
No sé, no hay mucho más que decir. Es él y no le cambiaría por nada del mundo. Me encanta ver su sonrisa al despertar, tirarle miguitas y ser el blanco de las suyas. Me gusta que le guste jugar con fuego y que odie quemarse.
Y todo esto, tantas palabras para intentar explicar algo inexplicable, para intentar demostrar algo, que creo y espero, te demuestre día a día. Por que desde que me enseñaste a atarme los zapatos, me tiraste por una cuesta en una bici sin frenos, criticaste a todas las personas que yo pensaba que quería (y que casualmente, como tú dijiste, hoy ya no están), te reíste conmigo (y no de mi) a las tantas de la madrugada, desde que tengo uso de razón, un poquito de conciencia, llevo intentando demostrarte que fuiste, eres y serás para mi, lo más grande hasta morir.
Gracias por mentirme cuando tuviste que hacerlo y decir la verdad cuando era necesario, por saber disfrazarla para no hacerme daño. Gracias por dejarme manchar tu pijama con mis lágrimas noche sí, noche también, por ser mi mayor y único apoyo en algunos momentos y guardar secretos que, a lo mejor, no deberías. Siempre me lo has demostrado y espero haber sido la mitad de buena de lo que tú has sido conmigo, Carlos. Gracias por estas 16 etapas, por los 16 cumpleaños, por dejarme pasar mi vida a tu lado. Para terminar, decirte que eres lo peor y que te odio mucho.
(Te quiero demasiado)