Sunday, October 27, 2013

Como tu taza de té.

Buenas tardes. ¿*Buenas*? Quizás no tanto como eso. Tardes, casi noches. Me ha dado por reflexionar, supongo que es lo que se hace un domingo cuando de buenas a primeras, te das cuenta de que no tienes nada mejor que hacer...

Muchas personas escriben sobre el paso del tiempo y la incidencia que este tiene en las personas que llegan a nuestra vida y que, por raro que parezca, casi nunca vienen para quedarse. Pero, a mi me gustaría verlo de otra forma... Me gustaría saber, por qué tendemos a pensar que "siempre" es muchísimo mejor que "para un rato"...

La mayoría de la gente pensará que es una respuesta obvia, ya que con qué fin vamos a encariñarnos de algo que sabemos que en poco o mucho tiempo, en fin, que en algún momento se esfumará de nuestras vidas y en el mejor de los casos nos dejará un hueco vacío y miles de recuerdos... 
Supongo que... esa tendencia a pensar que las cosas (bueno, generalmente las personas) que nos rodean son necesidades cuando, en realidad, las necesidades son mucho más sencillas (dormir, comer, beber...) se debe a su vez de otra necesidad. 

La necesidad de tenerlo todo bajo control. ¿Por qué? Pongámonos en el caso de que la persona que nos abandona es una pareja, un buen amigo... pensamos: para qué voy a buscar otro, si yo ya tengo uno. Queremos que nuestras relaciones sean como una vajilla, como tu taza de té, que cada vez que abras el armario esté ahí. Limpita. Esperando a que la cojas, que la uses y la devuelvas a su lugar. Hasta la próxima.


Ahora bien, puestos a elegir, ¿qué escogeríamos? ¿Un amor efímero, corto e intenso? O a caso preferimos sufrir toda una vida... 

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